lunes, 10 de julio de 2017

Lecciones a extraer por los marxista-leninistas sobre la experiencia del MVTC; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Como hemos repasado todo el proceso de liquidación del MVTC, ahora veamos las lecciones que los lectores marxista-leninistas pueden extraer de esta particular historia:

1) El elemento que ha militado en partidos revisionistas, debe revaluar su pasado para extraer las lecciones y eliminar los defectos que en ellos ha adquirido.

Este es un tema que ya hemos tocado varias veces:

«No estamos diciendo que los elementos que hayan militado parte o gran parte de su vida en organizaciones revisionistas están condenados de por vida. No, el haber mantenido posturas ajenas al marxismo o el haber militado en organizaciones no marxistas es un proceso lógico que puede ocurrir en el desarrollo dialéctico de la vida, formación y maduración de un revolucionario desde sus inicios hasta que toma consciencia real y total de las cosas, y de ello dependen varios factores como el origen social, el contexto cultural del individuo, el ambiente en que se desarrolla, y los rasgos de personalidad que porta, que puede hacer que ese viraje sea más corto o más largo, tenga más ziz zags o menos. Pero tampoco nos equivoquemos, el mero hecho de separarse de un partido revisionista no significa que seas un verdadero marxista-leninista. Tal elemento debe realizar una autocrítica y examinar las razones de su salida; y si es motivada por razones de incompatibilidad ideológica debe preguntarse por qué ha militado entonces en esa organización; en caso de darse cuenta de esa incompatibilidad ideológica tiempo después de entrar a militar en dicho partido revisionista, entonces debe exponer qué es lo que ha llevado a dicho elemento a discrepar de la línea política revisionista de su partido; si finalmente se ha comprendido y expuesto correctamente el carácter revisionista de su vieja organización, debe demostrar en la práctica que no tolerará caer en el mismo lodazal de nuevo; del mismo modo que no debe obsesionarse ni dejarse deslumbrar con las desviaciones y corriente revisionista de su vieja organización, sino también estudiar y comprender el resto de desviaciones y corrientes revisionistas, así como ser consecuentes y exponerlas en igual medida». (Equipo de Bitácora (M-L); El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas, 2016)

Hasta donde sabemos los miembros del MVTC no han hecho esto ni por asomo. Ejemplo de ello es que no ha aparecido una autocrítica sobre los motivos que les hizo militar en la última organización revisionista de la que provenían la mayoría: el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Un ejemplo personal más extremo sería el caso de militantes del MVTC como Cristian, ¡un individuo que en unos tres o cuatro años ha militado en cuatro organizaciones –Marea Socialista, PCV, MVTC y ahora Bandera Roja–! He ahí un ejemplo de quienes a falta de conocimientos tienen ese «culto a la militancia», de aquellos necios que creen de forma equivocada que militar –en cualquier sitio– es «aportar a la revolución», cuando hacen más daño que favor a la revolución militando en estas organizaciones que hacen las veces de «bomberos de la revolución».

2) La organización debe crearse en torno a los principios ideológicos del marxismo-leninismo y sus miembros deben cumplir tal exigencia.

Cualquiera que haya leído a los clásicos del marxismo-leninismo en profundidad sabe que la formación de un partido marxista-leninista, la unidad de éstos, se basa en la unión ideológica de los principios de la doctrina, y que eso incluye demarcar las líneas rojas con otras corrientes y figuras ajenas:

«Para establecer y consolidar el partido, significa que debemos establecer y consolidar la unidad entre todos los socialdemócratas rusos [así se llamaban los marxistas revolucionarios, hasta que tras la Primera Guerra Mundial se autodenominaron comunistas, para diferenciarse de la socialdemocracia de la II Internacional - Anotación de Bitácora (M-L)], y, por las razones indicadas anteriormente, esa unidad no se decreta, no puede llevarse a cabo por ejemplo mediante una reunión de representantes que se comprometen a firmar, sino que debe de ser algo trabajado. En primer lugar, es necesario trabajar por la unidad ideológica sólida que debe sin más dilación eliminar la discordancia y la confusión, que –seamos francos– reina entre los socialdemócratas rusos en la actualidad». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Declaración del Consejo de Redacción de Iskra, 1900)

Y como ya hemos dicho varias veces:

«Entonces esta exigencia no es una aspiración que nace porque nosotros seamos simples tozudos, sino porque responde a la necesidad histórica que tiene cada país de reunir en su organizar a los elementos conscientes más avanzados de la clase obrera, y por tanto a que dominen teóricamente el marxismo para poder así, acceder y conseguir los futuros objetivos fijados dentro de la organización revolucionaria comunista. Y este tipo de organizaciones trabajan por lograr la unidad ideológica entre sus miembros desde un inicio. Cuando Lenin planteaba la discusión para fijar su programa político jamás lo hizo con la idea de unir bajo él y su partido a todas las corrientes reinantes, sino para pulir y demarcar las líneas divisorias entre marxismo por un lado, y revisionismo y reformismo, por el otro. El deseo que nace en una persona o grupo de querer alzar la bandera de la dichosa «unión» con elementos con los que se tiene contradicciones irreconciliables, sólo corresponde a un deseo oportunistas que intenta aglutinar en su seno a aduladores; lo que finalmente, y hablando aquí del caso concreto de un partido, crearía una camarilla. También, podría ocurrir que otros acepten formalmente su programa –o exigencias mínimas–, pero que no se verificara si dicho militante lo cumple, lo que crearía una organización de masas abierto a cualquier elemento dando lugar a mayores contradicciones. En ambos casos expresados de desarrollo oportunista de un partido, la organización debido a su eclecticismo nadará en un mar de contradicciones donde sus miembros no se pondrán de acuerdo tanto en objetivos cercanos como la toma del poder –por la existencia de diferentes órdenes táctico-estratégico para ejecutar la acción, por diferencias en la concepción de las fuerzas motrices o aliados–, como en los objetivos lejanos como la implantación del socialismo –por haber diferentes concepciones de «socialismo» o supuestos medios para llegar a este–. Lo mismo que estamos diciendo para el partido, podría decirse para cualquier tipo de coordinación que pretenda realizarse: de tales intentos saldrían las mismas consecuencias a causa de su eclecticismo ideológico». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)

En el caso del MVTC, lo que a priori parecía el consenso de varios ex militantes de las juventudes de un partido revisionista como el Partido Comunista de Venezuela (PCV) que deseaban crear una organización verdaderamente marxista-leninista, lo cierto es que al final se descubría otra cosa. Primero, como se conoció después, en algunos miembros del MVTC los motivos del distanciamiento de su antiguo partido revisionista el PCV, no eran estrictamente por motivos ideológicos sino más bien de peleas personales y debido a la mala gestión de los colectivos, como fue el caso de Toro y Joey con el colectivo Ilich Ramírez, donde propiciaron toda la pérdida de los militantes a los cuales estaban a cargo por sus prácticas burocráticas. Segundo, los miembros que habían decidido salirse del PCV, jamás dieron una explicación de porqué habían militado allí, porque ya no lo hacían, y qué errores habían cometido y cuales pretendían corregir, no hubo autocrítica, no hubo análisis siendo tan necesario.

Además de esto, a la hora de agrupar a varias personas para conformar el nuevo grupo político del MVTC, tampoco hubo unas exigencias ideológicas, simplemente se dio por hecho que todos eran marxista-leninistas, tampoco hubo después las pertinentes verificaciones ideológicas de que estas premisas se cumplían. Este defecto se debe a la cuestión de que no existían unos estatutos que tipificasen eso, ni unos mecanismos que evaluaran correctamente si se cumplían las exigencias ideológicas. Cualquiera podía pasar por marxista-leninista aquí.

3) No construir el partido marxista-leninista sobre el centralismo democrático, es animar a que la organización sea usurpada por sentimentalistas, oportunistas o provocadores.

¿Cómo podríamos resumir qué es el centralismo democrático como método organizativo en un partido comunista para el lector novel? De tal forma:

«El principio esencial sobre el que se edifica un partido revolucionario, un partido marxista-leninista, es el del centralismo democrático. Centralismo democrático significa: 1) Todos los órganos dirigentes del partido se eligen democráticamente de abajo arriba y no son nombrados o cooptados. 2) Los órganos dirigentes tienen la obligación de rendir cuentas periódicamente de su actividad ante los miembros que los han elegido y de crear todas las posibilidades para que no se obstaculice la participación de estos miembros en los debates y en la adopción de las decisiones. 3) El centralismo exige necesariamente una disciplina férrea, pero consciente, de manera que la minoría se someta a la mayoría. La disciplina férrea implica necesariamente la discusión, la confrontación de opiniones. 4) Las decisiones de los órganos superiores del partido son obligatorias para los órganos inferiores». (Enver Hoxha; Informe presentado ante la Conferencia de activistas del partido de Tirana sobre los análisis y las conclusiones del XIº Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Albania, 1948)

El no basarse en esto deriva en una organización basada en:

«Reglas y métodos burocráticos y autoritarios que asfixian la democracia interna, que llevan a una supresión de la posibilidad de la expresión de críticas que pongan en duda las actitudes, formas de vida o línea del partido, donde en cambio se cultiva la figura del líder o de la dirección en una suerte de «mesianismo» que a la postre nuclea toda la acción de la organización, algo que se suele sustituir o combinar con un culto a las siglas y a la supuesta historia del partido, con lo que toda puesta en duda de la línea presente o pasado del partido es tipificado de traición. Con un espíritu aislacionista y cantonalista de las células y por la actitud formalista de los actos de la organización donde se aparenta hacer cosas pero todo está decidido de antemano y donde se enuncian buenos propósitos que luego no se cumplen». (Equipo de Bitácora (M-L); El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas, 2016)

De aquí, como sabemos el MVTC al no instalar desde su inicio un régimen basado en el centralismo democrático no pudo ni podía basarse en un tipo de organización sana y factible que impidiera la infiltración y acción de elementos antimarxistas. De ahí que algunos jefes paralizaran las propuestas de aprobar unos estatutos que tipificasen las normas del centralismo democrático por las que se regirían todos los miembros. Esto llevó a que los miembros pudieran ser cooptados –sin valorar exigencias de clase ni un historial ni habilidades personales de ningún tipo– y crearan un dispositivo que podrían considerarse el embrión de la adoración a una camarilla. Que al no haber un centralismo democrático el trabajo de la organización fuese casual y sin responsabilidades. Que al no haber un trabajo disciplinado y constante no se pudieran dar a conocer ni granjear la confianza de las masas. Que el hecho de que no hubiera un estilo de trabajo basado en la «democracia interna» fuera el origen de que se creara la infame teoría burocrática de «no todo debe consultarse»!

4) Si no se rinden cuentas, ni se piden responsabilidades, la degeneración y el colapso de la organización llega por sí solo.

Una de las técnicas históricas de los revisionistas para negar el centralismo democrático y sus normas ha sido:

«Consideran que la disciplina dentro del partido, y la aplicación obligatoria de las decisiones, como requisito irrazonable y contrario a la democracia. (...) Ellos niegan la necesidad de la participación de todos los miembros del partido, sin excepción, en una de las organizaciones de base, y describen el requisito obligatorio de rendir cuentas de las funciones que desempeñan como ultrademocracia, es decir, una distorsión de la democracia. La base ideológica y de clase de estos puntos de vista y teorías revisionistas que niegan el principio del centralismo democrático y sus requisitos, hay que buscarla en la ideología burguesa y pequeño burguesa; en el intelectualismo burgués, el liberalismo y el anarquismo». (Petro Ciruna y Pandi Tase; La degeneración organizativa de los partidos revisionistas y sus consecuencias, 1978)

Como ha reiterado Enver Hoxha, es necesario acabar con las reuniones donde no se dice nada de valor, donde no se decide nada, donde no se supervisa si se cumplen las tareas, donde en definitiva no se rinde cuentas ni se depuran responsabilidades en caso de no cumplir las obligaciones:

«Estos momentos de elecciones y rendir cuentas juegan un mayor rol en el temple del partido y cuadros, en fomentar su revolucionarización. Esto es necesario para apartar el formalismo en estas importantes reuniones, que de otro modo rompería el continuar basándonos en las normas y forma de vida que tenemos en el partido. El liderazgo debe rendir cuenta en estas reuniones, debe verificar con hechos que ha cumplido su deber, y no solo presentar observaciones generales y críticas a otros. A la inversa, cada comunista también, debe hacer esto mismo. Las elecciones en el liderazgo deben ser hechas bajo sólidos criterios en conformidad con las reglas establecidas, sin que ningún líder o líderes fuercen la organización básica del partido. Los miembros del partido deben nominar a sus propios candidatos, elegir sus propios líderes, y revocarlos de una forma democrática cuando ellos fallen en cumplir con sus obligaciones». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)

Esto implica, que el MVTC lejos de lo que creían algunos de sus jefes no debería haber intocables en un partido, y cuando se equivocan deben pagar sus errores. El movimiento por su bien debió quitarse de encima el lastre del formalismo y haber analizado la deshonrosa situación, debería haber hecho rendir cuentas de su desastrosa política a sus responsables: y esto incluía haber revocado –e incluso expulsado del movimiento– a los máximos responsables de los puestos de poder por haber permitido cosas tales como: plantear –sin autoridad– alianzas e incluso la posibilidad de una unificación, no informar a la militancia, no realizar trabajo de masas, no producir material teórico y mantener los medios de comunicación del movimiento inactivos, no realizar trabajo de formación teórica de los miembros, permitir la pérdida de contacto entre los militantes, la inoperancia, la pasividad, etc.

5) El formalismo y el liberalismo es sinónimo de parálisis, pasividad, inoperancia e incluso de autoliquidación.

¿En qué se basa el formalismo y el liberalismo?:

«El liberalismo; una enfermedad basada en la falta de vigilancia, la dejadez, la autocomplacencia, el descuido por la formación de ideológica y la lucha por la preservación de los principios. (...) El formalismo; otra enfermedad muy común en los partidos autodenominados «marxista-leninistas» en el presente, que se basa en el olvido del contenido y la preocupación excesiva o preferente por las formas. (...) En la teoría dice seguir y aplicar los principios del marxismo-leninismo los cuales muchas veces anuncian correctamente de forma libresca, pero en la práctica se ve que por ejemplo no trabaja con las masas de ahí su escasa influencia entre el pueblo trabajador. (...) O dicen combatir al revisionismo en todas sus variantes pero no expone documentos de lucha contra tales corrientes ni el ámbito nacional ni en el internacional, en cambio si tiene ilusiones [sobre diferentes ramas del revisionismo]. (...) Es el típico club de amigos donde una camarilla trafica y hace apología nostálgica de la historia que arrastran las siglas del partido pero no hacen nada para mantener su honor y aumentar su cuota histórica de logros, por lo que el partido lejos de avanzar y consolidarse se auto aísla, con el destino de ser liquidado a no mucho tardar». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

¿Qué ajustadas suenan estas palabras para el destino final que ha tenido el MVTC verdad? ¿Qué vigilancia se ha hecho para que se llegue al punto donde poco más de un par de militantes pueden establecer contactos con otras organizaciones y decidir el futuro de la organización? ¿En qué punto la dejadez hizo que se abandonara toda difusión de material teórico durante meses y que no hubiera ningún órgano de expresión activo? ¿No es formalismo y doctrinarismo el lanzar epítetos contra el revisionismo en general pero no concretarlo con un trabajo de refutación constante contra las diversas corrientes nacionales que siguen envenenando la conciencia de las masas trabajadoras y que cada día aportan nuevas pruebas? ¿Y qué decir del aislamiento de las masas si no se trabaja con ellos en la práctica ni pueden conocerte a través de ningún medio teórico? ¿No se ve el hecho de que manteniéndose en este liberalismo y formalismo lejos de avanzar se han auto aislado y autoliquidado?

6) Sin la crítica y la autocrítica no hay futuro para el individuo o el colectivo.

No es permisible la gente que ahogue o paralice la crítica:

«Ni el comunista que tiene miedo de criticar y decir abiertamente que piensa sobre todos los temas, ni aquel que suprime las crítica e ideas de los camaradas, es un buen comunista, por no decir que es uno deficiente, que en este caso no debe permanecer por más tiempo en el partido. Si estos elementos fallan en formarse, en corregirse, ellos deben ser por todos los medios apartados del partido, para que no se mantenga entre nuestras filas este tipo de personas con este tipo de vicios, personas incorregibles, que no deben permanecer solo por el mero hecho de agrandar el número de nuestras filas». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)

De igual modo para los que temen emitir sus críticas:

«Cuando una persona pide ser admitido en el partido y su solicitud es concedida ella está asumiendo unas prerrogativas y deberes que debe conocer completamente y lleva a cabo valerosamente. No puedes ser un miembro del partido y, por otro lado, ser un cobarde. Un miembro del partido quizás no esté versado en muchos temas o quizás no conozca muchos temas perfectamente; aquí el partido siempre le ayudará a formarse de muchas formas; pero estos temas que sí se conocen, en estas cosas que sí se han aprendido, un miembro del partido debe expresarlo como él conoce, todo lo que ha aprendido, y formar parte de las discusiones, y como el comunista que es, debe escuchar la crítica revolucionaria de los camaradas, esto significa, que debe aceptar serenamente la crítica bolchevique y valientemente rechazar la crítica no bolchevique, reconociendo honestamente sus errores y continuar adelante». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)

Esto quiere decir, que los miembros del MVTC que han intentado ahogar las críticas tanto de sus militantes como del resto de colectivos marxista-leninistas internacionales, no pueden pretender llamarse marxista-leninistas, pues les falta un requisito fundamental para serlo. De igual modo, los que por pasividad, miedo o compadrazgo sentimental han evitado realizar críticas a la dirección, o las han hecho de forma blanda, no pueden quejarse de a donde ha llegado el estado de las cosas, y tampoco han llegado a convertirse en marxista-leninistas. Los que han tenido una posición consecuente, y con la llegada masiva de nueva información han podido entender la gravedad de los hechos y han denunciado los defectos de la organización y realizado una autocrítica en caso de ser preciso, son los únicos que pueden considerarse marxista-leninistas con total honestidad y respetando lo eso significa.

7) La no elevación del nivel ideológico permite ser presa fácil del desviacionismo.

Cuando los elementos que provienen de organizaciones revisionistas siguen albergando un bajo nivel de formación ideológica, y que tampoco promueven el estudio concienzudo para avanzar en este defecto, se sigue –quiérase o no– en un apego más sentimental que real a la doctrina marxista-leninista –siendo este sentimentalismo a veces combinado con dosis de seguidismo–:

«De hecho, desde la formación de algunos de estos partidos era bien aparente que entre sus miembros había elementos que no estaban perfectamente templados con las ideas marxista-leninistas o cuyo dominio de ellas era superficial y más bien por razones sentimentales. Por ejemplo, muchos de ellos no hicieron ningún esfuerzo para obtener un profundo conocimiento sobre el rol principal del partido como el destacamento de vanguardia de la clase obrera y de las principales dificultades que encontrarían en su lucha y trabajo bajo las salvajes condiciones de opresión y explotación del régimen capitalista, un régimen hostil, en primer lugar, para los marxista-leninistas». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)

Los marxista-leninistas siempre se han preocupado y han subrayado que la elevación del nivel ideológico es una condición «sine qua non» para superar la herencia de la ideología burguesa y garantizar la pureza del partido, su crecimiento y su éxito:

«Se lleva especial atención a atender la conexión entre la batalla práctica y el estudio ideológico, preocupándose de que este estudio no sea algo accidental y esporádico, sino un componente inseparable del trabajo diario del partido, de todos sus miembros. Los partidos marxista-leninistas desarrollan una lucha persistente contra la tendencia al pragmatismo superficial y primitivo. (...) La experiencia ha demostrado que para los revolucionarios marxista-leninistas el elevar el nivel ideológico es algo inseparable en la lucha constante contra las diversas influencias de la burguesía. (...) El hecho de que los partidos marxista-leninistas se organicen como partidos separados de los partidos revisionistas y lleven a cabo una lucha sin cuartel contra ellos, no quiere decir que la lucha contra el revisionismo y sus influencias no sea un problema en sí dentro de estos partidos. La superación de las influencias revisionistas en todo el entorno ideológico y político, estratégico y táctico, en las formas y estilo de trabajo, es un proceso largo y continuo. En los partidos marxista-leninistas batallan contra las influencias del revisionismo chino y sus ilusiones pseudomarxistas, antiproletarias, pequeño burguesas, populistas, sobre sus ideas eclécticas y pragmáticas en el ámbito ideológico-teórico, filosófico-social, y político-estratégico que en este revisionismo subyacen». (Agim Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del movimiento revolucionario actual, 1978)

El MVTC, al no acatar con humildad los consejos de muchos camaradas sobre la evidente necesidad de elevar el nivel ideológico de sus cuadros, finalmente ha sido preso de los viejos defectos heredados de organizaciones donde sus militantes habían hecho vida como el Partido Comunista de Venezuela (PCV). El desoír estas recomendaciones ha anclado poco a poco a los cuadros en el formalismo en el estilo de trabajo, en la inactividad en la producción teórica, en la inactividad con las masas y su aislamiento, a la parsimonia y la despreocupación respecto a las tareas, a la permisividad del estado deficiente de las cosas, a que sus miembros no pudieran identificar el revisionismo o que pudieran ser engañados por éste, y en definitiva: a que su organización haya podido ser desmontada como si nada.

8) Un conocimiento superficial del marxismo-leninismo siempre es garantía de fracasos en todos los ámbitos.

El tomar al marxismo-leninismo como una ciencia, y como tal estudiarla, es el pilar básico para un buen desempeño, y para resolver las diferentes cuestiones en cualquier ámbito que nos encontramos en el desarrollo de la vida.

El conocimiento teórico del marxismo-leninismo en suma profundidad, es uno de los requisitos para no hacer naufragar cualquier objetivo; más aún, cuando hablamos de la creación y consolidación de una organización embrionaria que aspira a ser un partido, de la lucha contra los viejos partidos revisionistas de mucha experiencia o de la lucha contra el revisionismo en el poder con sus grandes medios a su disposición:

«La importancia dada por los clásicos del marxismo-leninismo en general a la teoría emana en todos sus trabajos. Si el marxismo pudo triunfar en el movimiento obrero a finales del siglo XIX, si su desarrollo –el leninismo– también pudo brillar durante medio siglo, fue debido a que los líderes comunistas elaboraron el método marxista-leninista, concedieron a la teoría revolucionaria un rol eminente, al contrario de los revisionistas en general que reducían –y siempre lo acaban haciendo, incapaces de hacer progresar la teoría– el rol del elemento consciente al mínimo». (Vincent Gouysse; La cuestión de la construcción del partido, 2005)

Precisamente ese desprecio por el conocimiento teórico es actualmente una reminiscencia de corrientes que revisan ese axioma marxista-leninista como el maoísmo, que aboga por el pragmatismo debido a su espontaneísmo pequeño burgués:

«La concepción maoísta de las relaciones entre la teoría y la práctica consiste en un pragmatismo plano. Detrás del culto a la «práctica» se esconde de hecho, la incomprensión de la posición materialista del marxismo-leninismo sobre esta cuestión. El maoísmo es incapaz de concebir la teoría como la generalización científica de la multitud de los hechos económicos, sociales y políticos, etc., que libra la vida en todos los dominios, donde ella confirma o invalida a cambio las tesis y las concepciones, para su desarrollo ulterior y la acción que se puede tomar para la transformación. Si los hechos son la base de toda teoría, ésta es científica sólo en la medida que se eleva a la generalización y la abstracción, donde se separa del aspecto singular, particular y contingente, inherente de los hechos, para comprender la universalidad. La teoría es entonces, y sólo entonces, guía verdadera de la acción revolucionaria, por su rectitud y su alcance, porque ésta se vuelve entonces capaz de guiar la puesta en ejecución de los medios que permiten influir en los factores determinantes –en Francia actualmente y estratégicamente los factores subjetivos de la revolución–, para hacer posible la maduración de las condiciones de la revolución y la victoria de esta última. Sin base teórica, sin concepciones teóricas, sin visión estratégica y táctica, no sólo la práctica es ciega, sino que a pesar de que tenga algún contenido positivo, las contribuciones que se entregan ineluctablemente a la teoría –por la acumulación de experiencias directas a gran escala– no pueden ser a su vez generalizadas ni ser utilizadas para rectificar o enriquecer ni la teoría ni la práctica. Por lo tanto, fuera del movimiento obrero, el movimiento maoísta se confina a un menú practicista y mantiene la ignorancia en cuanto a los métodos y el papel esencial del trabajo teórico comunista». (L’emancipation; La demarcación entre marxismo-leninismo y oportunismo, 1979)

En el caso del MVTC, el conocer solo de forma superficial algunos conceptos del marxismo-leninismo sus miembros tenían en su mayoría un apego más sentimentalista y formal a la doctrina que real, por eso muchas veces creían por el influjo de los viejos conceptos revisionistas que este u otro concepto heredado era un concepto marxista-leninista y se estaba en posiciones correctas. Al no haber un conocimiento real de la doctrina la mayoría no sabía cómo se estructura un partido marxista-leninista y la falta de predisposición general para elevar el nivel ideológico de sus miembros, para corregir estas deficiencias, puso en bandeja de plata a sus elementos oportunistas las condiciones que permitieron fijar el pragmatismo como motor de su movimiento: lo que le ha devenido en una falta de organización seria, al cortoplacismo político, a no tener iniciativa en los planteamientos programáticos, a plantear alianzas sin principios, a la liquidación del propio movimiento con la absurda idea de creer que así se avanza. En resumidas cuentas el no tomar al marxismo-leninismo como doctrina científica les ha hecho caminar hacia el desastre organizativo y al más despreciable oportunismo político.

9) La falta de un músculo teórico da como resultado la alianza sin principios.

Por mucho que traten de improvisar nuevas teorías o que recurran a las viejas para defender sus alianzas con reconocidos líderes oportunistas, con partidos ya hartamente desacreditados o sus nuevas variantes, con lo más podrido de la reacción; lo cierto es que los oportunistas no pueden ocultar el verdadero carácter de con quién van de la mano, y criticar con saña a los marxista-leninistas que denuncian estas coaliciones tampoco les salva del ridículo, sino que le añade dramatismo a su grave error:

«Ellos no solamente han renunciado a la lucha contra los escisionistas del movimiento obrero, los cabecillas derechistas socialdemócratas, sino que además están por la unidad «a toda costa» y «a cualquier precio» con estos escisionistas y traidores. Los revisionistas se lanzan asimismo contra todos los que combaten a los cabecillas derechistas socialdemócratas y desenmascaran su traición considerando esta lucha como actitud «sectaria» y «dogmática», como «insultos», «ofensas» y «ataques dañinos», etc. (...) Independientemente de las consignas demagógicas que emplean para engañar a las masas, los revisionistas modernos están, en efecto, no sólo por la «unidad a toda costa» con los socialdemócratas, incluyendo también a sus cabecillas traidores, sino que han ido más lejos al expresarse por la unidad y la colaboración con aquéllos «sobre cualquier base». (Enver Hoxha; Los revisionistas modernos en el camino de la degeneración socialdemócrata y su fusión con la socialdemocracia, 1964)

De ahí que hayamos visto al MVTC buscar equivocadamente alianzas en frentes como la UPRA –frente caracterizado de organizaciones títeres del chavismo, con líderes desacreditados, donde priman las reuniones formales que sufren de baja militancia y una nula base–. Que lejos de señalar a las cosas por su nombre y denunciar a estos líderes, se han sumado al circo de estas reuniones. Es más, que siendo conscientes de gran parte de esto jamás se retiraran oficialmente de la UPRA.

De ahí que los jefes del MVTC como Joey, Toro y Cristian hayan aceptado la mera idea absurda de «debatir» una alianza con Bandera Roja, que de eso, hayan pasado a presentar a los líderes oportunistas de Bandera Roja como «camaradas marxista-leninistas» y finalmente hayan forzado al MVTC mediante artimañas a disolverse en Bandera Roja. De ahí que hayan calificado de sectarios a quienes no aceptaban dicha broma. De ahí que hayan acabado insultado a todos aquellos que no aceptaban este camino revisionista. De ahí que hayan perdido la credibilidad y el respeto de sus militantes y de todo el apoyo del exterior.

10) El consentir el liquidacionismo en cualquiera de sus variantes es signo de derrota política total.

Sabemos que históricamente han existido variantes liquidacionistas tanto de derecha –mencheviques– como de izquierda –otzovistas y ultimalistas–, siendo ambas las caras de la misma moneda. ¿Pero cuáles son las características en este caso del liquidacionismo derechista?:

«El liquidacionismo en el estrecho sentido de la palabra, el liquidacionismo de los mencheviques, consiste ideológicamente en negar la lucha de clase revolucionaria del proletario socialista en general y la hegemonía e nuestra revolución. (…) Desde el punto de vista de organización, el liquidacionismo niega la necesidad de un partido. (…) Nuestro partido no puede avanzar sin liquidar con decisión al liquidacionismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La liquidación del liquidacionismo, 1909)

¿En conclusión cuál es el camino que han elegido seguir los jefes del MVTC como Joey, Cristian y Toro para su movimiento? Este: el del liquidacionismo abierto. Es decir el camino de los:

«Puntos de vista antimarxistas de los revisionistas de varios países acerca de la transición al socialismo bajo el liderazgo de partidos antiproletarios, que de hecho ni se llaman a sí mismos socialistas, la unidad con los renegados socialdemócratas mediante la completa fusión organizativa con ellos en un presunto partido unido de la clase obrera, sobre la liquidación de los partidos comunistas y su fusión en frentes dirigidos por la burguesía, etc. Como resultado de esta línea revisionista, los partidos comunistas en muchos países capitalistas ya no existen como tales. Se han transformado en una nueva variante de la desacreditada socialdemocracia, han abandonado todos los ideales revolucionarios y están colaborando con la burguesía por la defensa del orden capitalista». (Enver Hoxha; La demagogia de los revisionistas soviéticos no pueden ocultar sus rostros de traidores, 10 de enero de 1969)

¡He aquí cómo la historia se repite!: 1) los «puntos de vista antimarxistas de los revisionistas de varios países acerca de la transición al socialismo bajo el liderazgo de partidos antiproletarios», 2) «la unidad con los renegados socialdemócratas mediante la completa fusión organizativa con ellos en un presunto partido unido de la clase obrera sobre el eje de la liquidación de los partidos comunistas»; de hecho, el caso del MVTC no es más que la liquidación de la organización para disolverla en el partido de Bandera Roja, partido que desde los 90 tienen un discurso y programa abiertamente socialdemócrata, 3) «su fusión en frentes dirigidos por la burguesía», como ha hecho Bandera Roja juntándose con los partidos de derecha de la MUD o actualmente hablando de unión hasta con fascistas, 4) en conclusión: «se han transformado en una nueva variante de la desacreditada socialdemocracia, han abandonado todos los ideales revolucionarios y están colaborando con la burguesía por la defensa del orden capitalista».

11) La posición centrista entre los liquidacionistas y sus opositores, es hacerle el juego a los revisionistas.

Históricamente hemos visto la necesitar de luchar contra posiciones centristas en momentos donde el partido corría grave peligro de degeneración e incluso de liquidación. Los bolcheviques lucharon contra el kautskismo y el trotskimo, que en su momento fueron las corrientes centristas que hablaban de conciliación con los oportunistas. Y es que un axioma fundamental del marxismo-leninismo es que ante el revisionismo no se puede permanecer a la defensiva, no se puede criticarlo en reuniones privadas y callarse en público, tampoco las relaciones personales pueden dejar interferir a la hora de analizar una desviación revisionista y condenarla:

«Como nos enseñan los clásicos del marxismo-leninismo y toda la experiencia del movimiento comunista, el único camino justo es responder al desafío de los revisionistas con la unidad de las fuerzas de los marxistas-leninistas, con una resuelta e intransigente lucha contra los renegados revisionistas. A los golpes y a las presiones de los revisionistas, internos y externos, no se les pueden hacer frente siguiendo una línea centrista, vacilante, ni tampoco preocupándose solamente por conservar una unidad falsa y formal. Al partido no se le puede salvar, con lamentaciones ni se le debe sacrificar para salvaguardar el «prestigio» de alguien, en un momento en que este «prestigio» se está explotando sin escrúpulos para enterrar la gran causa de la clase obrera y del socialismo». (Enver Hoxha; Los revisionistas modernos en el camino de la degeneración socialdemócrata y su fusión con la socialdemocracia, 1964)

La historia ya ha demostrado donde acaban los que adoptan una posición tibia, intermedia, quienes no se posicionan entre los marxista-leninistas y los revisionistas, quienes intentan sentarse en dos sillas:

«Nuestro partido opina que la situación es de tal naturaleza que ningún partido ni persona que se llame comunista o revolucionario, puede permanecer indiferente, esperando el ataque revisionista y limitándose exclusivamente a saludar la lucha que los demás libran contra el revisionismo. El tiempo no espera. Los marxista-leninistas deben estar a la ofensiva y no a la defensiva, al ataque y no en retirada. No han temido ni temen a los revisionistas, a sus amenazas ni a sus presiones. El temor es ajeno a los marxista-leninistas, tanto en la lucha contra el imperialismo como en la lucha contra el revisionismo. Sólo los revisionistas le tienen miedo al imperialismo y al marxismo-leninismo. Tener miedo a los revisionistas significa temer aún más al imperialismo y no confiar en la fuerza ni en el triunfo del marxismo-leninismo. (...) En la lucha contra el revisionismo moderno, al igual que frente a todos los demás problemas, la única posición correcta es la posición de principios. Con los principios no se puede traficar, cuando se trata de la defensa de los principios no hay que detenerse a mitad del camino, no hay que mantener jamás una actitud vacilante y oportunista. La lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo es una manifestación de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo. En esta lucha no puede haber una línea intermedia. La línea del «término medio», como ha demostrado durante largos años la experiencia histórica, es la línea de la conciliación de los contrarios, que jamás pueden conciliarse, es una posición inestable y momentánea. La línea intermedia no puede servir ni siquiera para enmascarar la desviación de los principios marxista-leninistas, puesto que la lucha contra el revisionismo, si no se inspira en motivos ideológicos, sino únicamente en ciertas contradicciones económicas o políticas, sobre bases nacionalistas y chovinistas, es un bluff y no llegará muy lejos. Quién se atiene a esta línea en su actitud hacia los renegados del marxismo-leninismo, tarde o temprano, corre el peligro de caer, él mismo, en las posiciones de éstos». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)

En el MVTC a todos los que de una manera u otra han permitido sus deficiencias y han agachado la cabeza sin llegar a combatir abiertamente les decimos. ¿Por qué si se consideran marxista-leninistas han permitido todo esto? ¿De qué les sirve mantener una postura marxista-leninista si no luchan públicamente contra los que la pisotean? Deberían saber que ni las relaciones personales entre los miembros, ni el bajo nivel de formación, ni el miedo, son excusas que justifiquen el haber tolerado el lamentable estado de las cosas en el MVTC. Los militantes que como Ana, estaban al tanto de todos los detalles de la polémica, y que luego, tras conocer toda la información complementaria sobre la historia de la liquidación del MVTC aún dudan o temen posicionarse, no tienen perdón alguno; los que después de todo aún no han condenado a los culpables del final desastroso MVTC y mantienen una posición centrista entre los liquidadores y los que han impedido y denuncian la liquidación del MVTC, obviamente, este tipo de elementos tampoco pueden considerarse marxista-leninistas. En el caso concreto de Ana, tiene aún menos razón de ser, pues como vimos, ella fue la primera que en conversaciones privadas nos ayudó a los colectivos internacionales a destapar todos los crímenes de Joey, Toro y Cristian, la primera en denunciar los defectos del MVTC y las andaduras oportunistas de sus líderes.

En contraposición, véase la postura marxista-leninista abnegada y valiente de Luis, que a contracorriente no solo denunció los actos oportunistas de la dirección del MVTC y apoyó las críticas del exterior en privado, sino que también las hizo públicas y argumentó nuevos datos para entender el meollo de la cuestión.

12) La despreocupación al contacto con otras organizaciones y el miedo a la verificación ideológica es una muestra de falta de internacionalismo proletario y un síntoma de debilidad.

El intercambio de opiniones y la coordinación internacional es algo que debe existir entre los partidos marxista-leninistas:

«La experiencia ha demostrado que el aislamiento entre los partidos comunistas es equivocado, nocivo y, de hecho, antinatural. El movimiento comunista se desarrolla dentro de marcos nacionales, pero los partidos de todos los países tienen tareas e intereses comunes. (...) No hay duda de que si esta situación persiste puede tener graves consecuencias para el desarrollo del trabajo de los partidos hermanos. La necesidad de consulta mutua y coordinación voluntaria de la acción entre los partidos individuales se ha hecho especialmente urgente en la actual coyuntura, en que la persistencia en el aislamiento puede conducir a un debilitamiento del entendimiento mutuo y, a veces, incluso a errores graves. La ausencia de enlaces, resulta en un mutuo aislamiento que debilitan nuestras fuerzas». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)

Históricamente sólo las corrientes oportunistas han apostado por lo contrario –con fines diversos y dudosos–:

«Los partidos comunistas marxista-leninistas, en aquellos casos en que lo juzguen necesario, pueden y deben hacer reuniones multilaterales, consultarse entre ellos para realizar acciones comunes contra los enemigos del comunismo y de la revolución. En cambio, como se sabe, el Partido Comunista de China ha adoptado una actitud opuesta sobre esta importante cuestión. Está en contra de las reuniones de varios o de muchos partidos y pretende que la única solución es la práctica de las reuniones bilaterales. ¿Cuál es la línea de nuestro Partido en relación con esta cuestión? Se atiene al principio de que los partidos comunistas marxista-leninistas deben reforzar su unidad, esclarecer los puntos en que pudieran no coincidir su estrategia y sus tácticas contra los enemigos de la revolución, y coordinar sus acciones comunes en la arena internacional. Tal actividad les templa y demuestra al enemigo que el comunismo es una fuerza invencible, que los comunistas no están divididos y que el revisionismo moderno no ha podido alcanzar su objetivo. Ya es sabido que el objetivo del revisionismo moderno es asegurar su unidad en la diversidad, para liquidar la unidad de los marxista-leninistas». (Enver Hoxha; Las manifestaciones de los partidos marxista-leninistas y la actitud de China, Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de abril de 1977)

Como saben los marxista-leninistas, la unidad es imposible sin la unidad de principios, y para concretar dicha unidad a nivel nacional o internacional es necesario el contacto entre ellos y la verificación ideológica, solo así se podrá tener la certeza que se está efectivamente ante camaradas y no ante farsantes o sentimentalistas:

«No podremos alcanzar este objetivo si tememos y evitamos el debate en nombre de la preservación de «la unidad»: sólo los pequeño burgueses o los revisionistas temen el debate y la confrontación de las ideas por falta de conocimiento del marxismo bajo el paraguas de evitar la polémica, y sólo ellos pueden razonar así». (Vincent Gouysse; Comprender las divergencias sino-albanesas, 2004)

En cambio la dirección del MVTC lejos de asimilar el marxismo-leninismo han optado por seguir los pasos de corrientes históricas oportunistas como el thorezvismo y el maoísmo, han negado la regla básica de las relaciones entre marxista-leninistas como pudimos comprobar en su actitud con los miembros de Bitácora (M-L) a quienes pedían información pero se negaban a dar su opinión, o se escondían en las de terceros; o como cuando alargaron de forma artificial la entrevista con los miembros del PCTE debido bien a que tenían miedo de que su pobre trabajo fuera descubierto o directamente porque despreciaban el valor de las relaciones internacionales.

13) La reacción ante los errores y las críticas del exterior es el reflejo del carácter internacionalista de una organización.

La polémica y denuncia de los partidos y organizaciones revisionistas a nivel internacional es un deber de los marxista-leninistas nacionales, tanto si existe en dichos países el partido marxista-leninista como si está en estado embrionario. Y lejos de ser una «injerencia» en los asuntos de otros países como dice los revisionistas y sus amos burgueses, corresponde a una labor de internacionalismo proletario donde los marxista-leninistas ayudan a otros a distinguir los principios del marxismo-leninismo de su adulteración y así puedan resolver correctamente las tareas revolucionarias de su país:

«La polémica contra los renegados sobre los principios del marxismo-leninismo de uno u otro país no es una injerencia en los asuntos internos, ni supone provocar la escisión en la unidad, sino que supone el camino abierto de la lucha de clases para la exposición del revisionismo, para la defensa del marxismo-leninismo y el fortalecimiento del internacionalismo proletario. Esto ayuda a los comunistas y revolucionarios a distinguir la verdad de la falsedad, ya que se actúa de manera abierta y llama a las cosas por su nombre. La polémica abierta no deja a los revisionistas un solo momento en paz e impide la realización de su trabajo traicionero. (...) Los partidos marxistas-leninistas llevan en la teoría y la práctica de una lucha aguda e implacable para el fortalecimiento del internacionalismo proletario, contra cualquier distorsión revisionista. Sólo de esta manera, basada en el marxismo-leninismo, la causa de la clase obrera, la revolución y el socialismo puede ser llevada a la victoria». (Leonora Simo; El internacionalismo proletario se fortalecerá en la lucha contra las concepciones y prácticas revisionistas, 1978)

Estos consejos, esta ayuda del exterior –solicitada o por iniciativa– siembra diferentes reacciones en quienes la reciben según su naturaleza. La ayuda puede ser realmente apreciada, se agradecerá que otros marxista-leninistas gasten su tiempo en ayudarles en la comprensión y clarificación de diversos temas, contribuirá este agradecimiento a estrechar lazos y mantener un canal abierto de intercambio de experiencias, esto ocurrirá con los verdaderos marxista-leninistas. Pero por supuesto, esta ayuda también será infravalorada por los revisionistas que han sido denunciados directamente o que tienen alianzas con los grupos denunciados.

A partir de ahí es normal que estos revisionistas colmen de insultos variados, infantiles e incluso de carácter personal llegado el caso; pero no son más que el síntoma encaminado a excusar sus errores:

«¡En efecto; al lector le pueden resultar familiares estos epítetos! Normalmente los oportunistas ante la falta de capacidad para contrarrestar los argumentos bien cimentados de los marxista-leninistas sobre una cuestión, aluden a excusas del tipo «para estos izquierdistas todo el mundo es revisionista», «se creen los únicos con el derecho de expandir carnets de comunistas» o el también clásico «son dogmáticos que solo saben enunciar textos teóricos de memoria». (...) [Para ellos] El formalismo, el personalismo y el pragmatismo [brillan] por encima de los principios». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)

Por tanto:

«Si alguien considera nuestra lucha contra el revisionismo como dogmatismo o sectarismo, le decimos que se quite los anteojos revisionistas, porque así verá mejor». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1961)

De aquí se concluye también que en medio de esa labor internacionalista, que los marxista-leninistas señalen un error o desviación a otros colectivos, nacional o de terceros países, y estos se pongan a la defensiva presupone que estamos ante:

«Una actitud incorrecta frente a la crítica se expresa en que, en lugar de admitir y corregir los errores, se toma subjetivamente; como una afrenta en el prestigio; como un insulto a la ambición y reputación de uno u otro funcionario o dirigente de una organización, etc. Esta actitud de ninguna manera fortalece a las organizaciones del Partido. Tampoco promueve una educación apropiada de los cuadros. Por el contrario, es en extremo peligrosa para la vida y el desarrollo del Partido». (Kominform; Autocrítica, el arma afilada y perspicaz de los partidos comunistas y de los trabajadores; ¡Por una paz duradera, por una Democracia Popular!, Nº. 12, 15 de junio de 1948)

Esta actitud se ve claramente contrastada cuando los miembros del MVTC como Luis, Mariu y Ana que agradecieron en todo momento la ayuda prestada por Bitácora (M-L), y otros colectivos internacionales, al MVTC desde su nacimiento, por corresponder a las peticiones de ayuda en la labor de clarificación sobre el carácter oportunista de Bandera Roja, por la sinceridad y el carácter directo y camaraderil de las críticas. En cambio los elementos revisionistas del MVTC como Joey, Toro, Cristian desesperados y abrumados por la avalancha de críticas del interior y del exterior a los defectos de la organización y posteriormente por la liquidación de esta en Bandera Roja tomaron otro camino. Al haber sido los principales responsables de ello y no tener un espíritu autocrítico, lejos de aceptar las críticas humildemente y evaluarlas para ver hasta qué punto podían ser ciertas y así corregirlas, recurrieron al insulto y la calumnia de sus críticos bajo unos epítetos ignominiosos, que les llevó incluso a infravaloraron la ayuda de los camaradas internacionales desde el nacimiento del MVTC. ¡He ahí la diferencia entre unos y otros!

14) El engañar, difamar o ser deshonesto, implica albergar una moral incompatible con el marxismo-leninismo.

Acudir al engaño, difamar, actuar a las espaldas, calumniar, ser deshonesto en general, evidencian una moral y forma de vida aburguesada, y quiérase o no imposibilita la adquisición de los conocimientos y prácticas marxista-leninistas:

«Denota una clara debilidad en la formación teórica, una falta de creatividad, falta de ética y escrúpulos, además de sed de reconocimiento personal. Pero además la negativa a reconocer sus errores, solo significa una falta de moral comunista. Una arrogancia que refleja la falta de madurez para reconocer error de uno o varios líderes de la agrupación, y que ahora que se ha hecho público se convierte en error que afecta a toda su organización, es decir, este estúpido orgullo lleva a que un error claramente evidente a ojos de todos perjudique a todo el colectivo. (...) Es un reflejo de una moral y forma de vida burguesa: donde se comete un error debido a su concepción de vida de aprovecharse del esfuerzo de los demás con esperanza de que tal acto no sea detectado. (...) Y ante la denuncia del delito, se adopta unas posiciones histéricas, arrogantes y hasta violentas». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Por qué los de Reconstrucción Comunista (RC) nos copian las obras?, 2016)

Esto significa que:

«Los revisionistas recalcitrantes del tipo Juan Mesana, Tomás Garante, y otros líderes de RC no se les puede dar el mismo trato, ya que pese a las mil pruebas documentadas de sus errores y política oportunista se niegan a reconocer nada, rechazan contraargumentar, prefiriendo el insulto, la calumnia o la desviación del debate por derroteros que nada tiene que ver con la cuestión inicial para no contestar. Con estos elementos en cambio, con gente de ese tipo que demuestran que no les interesa la verdad de la cuestión, no hay que perder el tiempo en intentar persuadirlos de sus errores, ni debemos tener miramientos a la hora de exponerlos y atacarlos como lo que son, revisionistas sin remedio debido a sus desviaciones personales morales que les hacen faltos de un espíritu crítico para afrontar los problemas». (Equipo de Bitácora (M-L); El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas, 2016)

Lo mismo aplíquese a gente como Joey, Toro o Cristian, que han caído en posiciones equivocadas, y lejos de rectificar se lanzan a defender el revisionismo a capa y espada, incluido para tal fin argucias como ocultar información, mentir, calumniar, negar la historia y todo tipo de recursos para evitar que sus acciones queden expuestas y todo el mundo vea a donde han llevado sus políticas: a la liquidación del MVTC integración en una de las más famosas organizaciones revisionistas como es el caso de Bandera Roja. Como hemos dicho más arriba, nosotros no podemos hacer más con gente de esa catadura moral, y si no se desligan de esa forma de pensar y actuar aburguesada –y no han dado muestras de hacerlo– seguirán siendo señalados como lo que actualmente son: unos renegados, unos traidores y enemigos del proletariado venezolano e internacional.

***

Con la siguiente cita finalizamos nuestro sentir:

«La historia ya ha demostrado que, a quien levanta la mano contra el marxismo-leninismo, a quien hace causa común con los enemigos de la clase obrera y con la burguesía, contra la revolución, y la liberación de los pueblos, le espera la más completa derrota, el vergonzoso fin de los traidores. Los revisionistas intentan hacer retroceder la rueda del desarrollo histórico de la sociedad, pero ésta los aplasta y los destruye inexorablemente bajo su enorme peso». (Enver Hoxha; El carnaval de Budapest, 25 de marzo de 1968)». (Equipo de Bitácora (M-L); Bandera Roja y MVTC: Un repaso histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera Roja, y una exégesis sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera Roja, 1 de enero de 2017)

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